Las voces del terreno...
Con motivo del 20 aniversario de Médicos del Mundo Comunidad  Valenciana, se ha inaugurado una nueva actividad la cual que hemos denominado "La voz del terreno". La actividad pretende fomentar un diálogo entre los diferentes participantes de los proyectos de Médicos de Mundo  y miembros de nuestra organización.  La sesión se celebró el pasado 22 de mayo en el espacio cedido por la organización Ca Revolta.




El objetivo fundamental es acercar las distintas realidades de los proyectos que Médicos del Mundo realiza, tanto en nuestros territorios como en otros países, a los miembros de la organización que la formamos. Entendemos que es un espacio de acercamiento entre voluntarios, técnicos y  socios; así como, organizaciones, entidades o participantes que estén interesadas en conocer nuestra actividad.


Esta primera sesión titula "Ecos desde Gaza" ha podido contar con la participación de Beatriz Beseler (Vocal de Prostitución y Cooperación Internacional de la Junta Autonómica), Ana de la Cuadra (Técnica de Salud Mental en el programa de Gaza) y  Asma Shalayel (Administradora de Proyectos MdM en Gaza).

                             
La actividad se desarrollo a modo de diálogo entre todos los participantes que asistimos. Las ponentes realizaron una introducción sobre los proyectos de Cooperación Internacional, la situación geográfica, política y social de la población palestina y fueron profundizando en los diferentes proyectos de cooperación que ha desarrollado Médicos del Mundo España en los últimos años en el territorio de Gaza.



Gracias a la colaboración de nuestras compañeras y todos los invitados que participaron de la actividad nos regalaron una experiencia extraordinaria en la que durante dos horas pudimos conocer, entender y acercarnos a la realidad de la situación de los palestinos en Gaza, así como, la importancia de la cooperación de nuestra organización en el apoyo de la comunidad palestina como garantía de una mejora en el sistema de Salud publica del país en general y más concretamente en el área de Salud Mental.Médicos del Mundo-Comunidad Valenciana quiere dar su agradecimiento a los técnicos que organizaron y participaron en la actividad, especialmente a Asma  Shalayel, quien pudo realizar conexión directa desde Gaza, a pesar de las dificultades de infraestructura con las que cuentan actualmente en la ciudad. Sobre todo gracias por su tiempo y dedicación.

"La oportunidad de John"

21 febrero 2015


John K. Tarawallie
John K. Tarawallie tiene 24 años, la sonrisa blanquísima y mellada y casi siempre responde “si, por supuesto” a cualquier cosa que le preguntan. John intenta hacerlo lo mejor posible, quizás por eso finalmente ha sido elegido como jefe del equipo de los higienistas del turno de tarde, en el centro de aislamiento de posibles casos de ébola que Médicos del Mundo ha establecido en Kumala, un pequeño pueblo de de Koinadugu, la región norte y mas remota de Sierra Leona.

Los higienistas son siempre los primeros en empezar a trabajar. Todos los días, a las siete y media de la mañana, preparan el agua clorada que se usará ese día en el centro de aislamiento. Luego se visten con un traje de protección biológica nivel tres y empiezan a sudar.

Aminata Turay y Alhassan Jalloh
Cargan sus espaldas con una mochila-contenedor llena de agua clorada y van rociando, una por una, todas las superficies del centro, tanto en la zona roja- de alto riesgo- como en la zona verde – de bajo riesgo. Su tarea no acaba ahí: acompañan a las enfermeras en cada una de sus visitas a los pacientes dentro de la zona roja, entran con ellas para recibir a un nuevo paciente o para realizar un alta, se ocupan de quemar todo el material de desecho del centro, y desinfectan letrinas, ambulancias, colchones, mantas, botas de goma, gafas de proteccion, y guantes. El olor del cloro les acompaña durante todo el dia excepto en el momento en que meten los brazos en un cubo con agua y jabon y lavan los pijamas azules de enfermera que llevan todos.  Hacer la colada es trabajo pero tambien un momento de refresco, al mediodía la temperatura ambiente en Kumala ya supera los 35 grados.

"Bienvenido a Kumala"

06 febrero 2015

Atardecer en Kumala
Creo que ha sido la Nochevieja más original y excitante que he pasado nunca en mi vida. Subido en un avión entre Casablanca y Sierra Leona con un grupo de recién conocidos, con los que tengo la expectativa de compartir ilusiones y proyectos, pero también, miedo y ansiedades.

Llegamos como  a las 3 de la madrugada al aeropuerto internacional de Freetown, todo oscuro y  con el cansancio acumulado de horas de vuelo. Nada más aterrizar te das cuenta que algo ocurre, las aduanas no sólo te piden el pasaporte sino que te obligan a lavarte las manos para entregarlo. Tras este primer asalto dos enfermeras muy diligentes te toman la temperatura y preguntan por tu estado de salud, quizás el cansancio ha hecho elevar mi temperatura y es difícil decir que me encuentro débil y agotado, sabes  que una información así te puede convertir en sospechoso de ebola. Tras mirar hacia todos los lados, siento gente ofreciéndose a llevar tú equipaje  por unos billetes que no tenemos. Encontramos por fin un cartel que pone Médicos del Mundo algo que nos reconforta.

El camino aún no ha acabado, todavía nos queda otra peripecia más hasta llegar a la ciudad. Hay que cruzar en un ferry la bahía que separa el aeropuerto de la ciudad. Subir al ferry fue otra odisea,  ya que a esas horas sólo sale uno y si lo pierdes te toca esperar hasta el primero de la mañana. Todo esto para poder llegar a un hotelito cerca del aeropuerto y descansar apenas dos horas, a las ocho de la mañana nos esperaban en  la  sede de Médicos del Mundo en Freetown.

"La enfermedad en el pueblo debajo de la piedra"

04 febrero 2015

Harmatan y humo empañan paisaje de Farekoro
Sobre Farekoro llueve hierba quemada. Ligeras briznas de maleza carbonizada bailan suspendidas en el aire y todo el pueblo está envuelto en una especie de bruma blanquecina. Parece niebla pero es una mezcla entre el harmatán, el viento cargado de polvo proveniente del desierto, y el humo que viene del bosque que arde alrededor. Enero es tiempo de cortar el campo, quemarlo y preparar así la tierra para la próxima cosecha.

Farekoro aparece en el curso de un camino de tierra rojiza en Koinadugu, la región norte y más pobre y aislada de Sierra Leona. Es pueblo pequeño, de casas de adobe y palo, arroz puesto a secar sobre el suelo, hombres fabricando ladrillos de barro bajo el calor intenso, mujeres agachadas en mil tareas con bebes atados a sus espaldas y cabras, gallinas y niños descalzos corriendo por todas partes. Eso es ahora, hace cuatro semanas Farekoro era un pueblo fantasma. Un pueblo sin gente.

"La segunda guerra de Nené"

28 enero 2015


Hoy inauguramos esta nueva sección.  Son narraciones, testimonios de las experiencias de las personas, voluntarias y trabajadoras, que participan en los proyectos de Médicos del Mundo y están vinculadas a esta sede.

Queremos acercar con sus voces nuestra acción en el terreno, tanto si es en emergencias y proyectos de desarrollo como en los proyectos de inclusión social de las sedes de Valencia y Alicante.

Su testimonio, sus experiencias, son la evidencia de que debemos seguir denunciando la injusticia, las violaciones de derechos que sufren muchas personas en la sociedad del siglo XXI.

La primera de las colaboraciones es de Pilar Crespo, actualmente destinada como enfermera en el Holding Center en Kumala, región de Koinadugu en el norte de Sierra Leona.

Este relato se titula La Segunda Guerra de Nené y es una ventana a la realidad de la vida de los Sierraleoneses de cómo viven y sufren la epidemia de Ébola.

La segunda Guerra de Nené



Nené se inclina hacia delante y trata de quitarse el último par de guantes de latex sin rozar con la piel desnuda la parte exterior de los mismos. Tiene las manos mojadas, como si las acabara de sumergir en agua, y el pijama azul de enfermera empapado en sudor y pegado al cuerpo. Ya solo le queda un paso, solo unos minutos más; el higienista que supervisa cada uno de sus movimientos para quitarse el traje de protección biológica masculla un ok, y rocía con parsimonia sus botas con una solución de cloro al 0,5%. Una vez que las botas están desinfectadas, Nené da un paso hacia adelante y sale por fin de la zona roja. Ha estado dentro solo veinte minutos, el tiempo justo para comprobar la temperatura de Mohammed, llevarle la comida y la medicación, e intentar que se beba todo el suero oral que le prepara. Solo veinte minutos pero está agotada, son las doce del mediodía y la temperatura ya alcanza los 30 grados, debajo del traje plástico y la capucha una tiene la sensación de estar cocinándose, la doble mascarilla te dificulta coger aire profundamente y las gafas de seguridad inevitablemente se empañan, con lo que solo puedes avanzar despacio y a tientas.